Todo tiene un final, y nuestro viaje estaba a punto de conocer el suyo, nuestro último día de viaje (sin tener en cuenta las 16 horas de avión que nos esperaban) nos dedicamos a pasear por las calles, ir a algunos mercadillos y ver las vistas nocturnas del Pudong, algo que valió la pena
Ahora si, nos tocaba dormir por última vez en el hostal, el día siguiente se presumía eterno y agotador, pero nos íbamos con la sensación de haber vivido una experiencia única, un viaje inolvidable.
Más de 75 horas de tren, 25 horas de avión, 20 horas en coche, camellos, caballos, calor, frío, lluvia, viento, humedad, cansancio, dolores de estómago, de cabeza.....pero HA VALIDO LA PENA Y NUNCA OLVIDAREMOS ESTE VIAJE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario